1 de Septiembre 2004

El 1 de septiembre

El 1 de septiembre es mi equivalente al 1 de enero de 2005. He vuelto a ir a la autoescuela, he vuelto a ordenar mi cuarto, mi alma, mis pensamientos, he vuelto a ordenar mis ideas, mi pelo, mis costumbres. Que todo esté en orden, por dios, aun a sabiendas de que no exista. No me importa, empiezo de cero nuevamente. De hecho, retomo el último placer para mí; escribir. Y lo hago casi inspirado por mis neuronas. Neuronas que empiezan a tranquilizarse por el no tan calor que hace, porque cuando salgo de los sitios ya no es de día o cuando me voy a trabajar todavía es de noche. Y eso, sencillamente, me inyecta paz y calma. Estoy, para ejemplificar mejor mi transigible estado, como Jesús Quintero entrevistando a Sabina. Y espero que dure mucho. Nunca fui hombre de palabra. Palabra de borracho, aunque hoy, mi otro yo me diga lo contrario. Ese que me grita en el espejo cada vez que le miro con ojos nobles y mirada severa. Hoy, él y yo, no nos hemos mentido; lo juro por el anillo de mi madre. Septiembre me ha cargado las pilas y pienso aprovecharme, como se aprovecha uno de la mujer fácil un sábado noche sin invitar a copa. Vuelvo a tomar las riendas de mi vida, el 1 de septiembre he decidido quitar el piloto automático. Y es que, conducir el destino sin manos es cómodo, pero si de aquí en adelante me estrello quiero ser yo el culpable de ello. Como el anuncio del Clio, ni mas ni menos, pero en vez de un pingüino o un mono, en el asiento de al lado se sienta, sin ballesta ni dinamita, la dejadez con cara de espanto y llamativo cuerpo de rubia. Esta vez, sin rubia ni copiloto imaginario, conduzco yo. Ni atajos ni senderos, ni guias Campsa ni Gprs. Solo yo.
Septiembre, hojas secas, incertidumbre, sorpresas, cambios radicales, a dormir mas temprano, aligera-que-llegas-tarde, tapamequetengofrio, dormir con calcetines, bufandas con cremallera. Atrás todo un verano, insulso, pero un verano. El 1 de septiembre ya casi hace frío, no tengo arena en los bolsillos aunque casi todo me sepa a sal… y a sangría (inolvidable finde en Madrid).

El 1 de septiembre de 2004 vuelvo a nacer teniendo 21 años.

Sonando + The Cure – Close to me

Escrito por Jesuli a las 1 de Septiembre 2004 a las 11:48 PM


Lo dicho, dicho está:

Gabriel García Márquez explicaba que el ser humano es el único que nace y muere muchas veces, que cada día, con lo que vive, va muriendo el anterior y nace uno nuevo. Si eso es así, un proceso de enfermedad representaría un gran nacimiento, una renovación del proyecto de vida, una oportunidad inestimable de cambio, una parada para reconducir el rumbo.

Dark kisses

Escrito por lua a las 3 de Septiembre 2004 a las 03:27 PM

me alegra inmensamente este nuevo comienzo... nunca es tarde, siempre es necesario, lindas palabras usaste para compartir tu vivencia, gracias!

Escrito por ceci a las 6 de Septiembre 2004 a las 06:53 PM
Escribir un comentario









¿Recordar informacion personal?